Sauropelta
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El Sauropelta fue un dinosaurio saurisquio, tireóforo nodosáurido de más de 7 metros del que tan solo se conoce una única especie. Vivió en las zonas áridas de lo que hoy es Norteamérica durante el Albiense. Probablemente se extinguió a mediados del período Cretácico, hace unos 107 millones de años.
Si un animal tenía que dedicar la mayor parte de su tiempo a alimentarse de plantas, debía poseer cierta protección frente a los depredadores carnívoros que merodeaban por los alrededores de los lugares donde obtenía su alimento. Una coraza puede ser efectiva, pero es pesada y hace que los movimientos sean más lentos, por lo que sería necesario buscar el punto intermedio.
El Sauropelta es un claro ejemplo de este dilema, y al mismo tiempo la solución. Se trata de un nodosáurido, una familia de dinosaurios herbívoros de complexión robusta que caminaban sobre sus cuatro patas y poseían placas acorazadas en su piel.
Cuando eran atacados, se habrían agachado para proteger la parte inferior blanda de su vientre. Sin embargo, el Sauropelta podría haber sido menos pasivo, dado que presentaban grandes púas en sus hombros.
Características de Sauropelta
Sorprendentemente toda la parte superior del cuerpo de Sauropelta se encontraba recubierta con duras placas óseas denominadas osteodermos, similares a la coraza de los cocodrilos, siendo los del cuello largos y puntiagudos. Esto es un rasgo común en todos los miembros de la familia de los nodosáuridos de la que forma parte el Sauropelta, pero este se diferencia en que no poseía una protuberancia en el extremo de su cola.
Larga cola de hasta 50 vértebras.
Su cola era muy larga y fina, y suponía cerca de la mitad de la longitud total de su cuerpo. Podría haber estado formada por hasta 50 vértebras.
Su cráneo era triangular y acabado en pico
Visto desde la parte superior, el cráneo era triangular y se estrechaba hacia la zona del morro. La parte superior del cráneo era plana, y no formaba una bóveda como ocurría con otros nodosáuridos, cuyas cabezas eran a su vez de mayor tamaño. Poseía un duro pico calloso en su morro, con el que arrancaba la vegetación baja, probablemente helechos y colas de caballo.
Su digestión por fermentación generaba gas
Sus intestinos eran enormes debido a que la dura materia vegetal del periodo cretácico que engullía probablemente era digerida por fermentación, lo que hacía necesario un gran vientre en el que generaba grandes cantidades de gases.
Sauropelta podría haber sido capaz de erguirse
El Sauropelta, cuyas patas traseras eran considerablemente más largas que las delanteras, podría haber sido capaz de erguirse, aunque ese movimiento habría dejado expuesta la parte inferior de su vientre, que carecía de protección. Sus patas eran más largas que las de otros nodosáuridos, por lo que el Sauropelta podría haber sido capaz de realizar un trote rápido
Estaba diseñado como un tanque
El Sauropelta estaba diseñado como un tanque. La parte superior de su cuerpo se encontraba protegida por hileras de conos óseos, que se alternaban con pequeños tachones óseos. Unas grandes y puntiagudas púas sobresalían de sus hombros para proteger su vulnerable cuello.
En la parte trasera, ambos laterales de la cola estaban equipados por placas triangulares. La única forma probable de que un depredador como el T-REX pudiese asestar un mordisco decente a este animal era dándole la vuelta, apoyándole sobre su lomo acorazado y dejando expuesta la parte inferior de su vientre.

Sobre el autor: Marcos Müller es investigador y docente universitario, nació en 1959 en Alemania y desde muy temprana edad encaminó sus pasos hacia los fósiles y la paleontología, doctorándose en ciencias biológicas. Es colaborador honorario en la facultad de ciencias de su universidad, donde con dedicación exclusiva, ocupa el cargo de profesor de Paleontología de Vertebrados.